jueves, 10 de abril de 2014

Reseña Los canallas no traen rosas sino espinas de Enrique Hormigo

En el enigmático tatuaje de la espalda de una joven huida de su casa se halla la clave de un sórdido caso de explotación sexual que el detective Emilio Gálvez se propone a toda costa desvelar, escarbando en el submundo carcelario y en los ambientes marginales del Madrid de nuestros días.

Una vez más, Enrique Hormigo nos fascina y conmueve con su habilidad y avezado psicologismo para retratar lo peor y lo mejor de la condición humana, entreverando generosidad e ingratitud, amor y odio, virtud y perversión para embarcarnos en una sobrecogedora y descarnada aventura.


Opiniòn personal


Hoy traigo un libro, que aunque por la portada pueda parecer otra cosa, es sin embargo un relato interesante que merece la pena leer.
Son 374 páginas las que componen este relato. Esta escrito de forma que hace agradable la lectura y es bastante entretenido son una dosis alta de intriga.
Es una historia que crea adicción, estás deseando avanzar para ir descubriendo cosas para esclarecer el misterio y los motivos que nos ocupan en esta trama.
Emilio Galvez, es un detective. Un día, por la mañana, recibe la visita de un desagradable personaje. Se trata de Eusebio Salmerón, un hombre de mal aspecto, sucio, desareglado, desagradable, con un lenguaje tartamudeando,  muy vulgar,  quien solicita los servicios de este investigador para que encuentre a su hija  Patricia, de 18 años, recién cumplidos, que se ha marchado de casa dejando únicamente una fotografía erótica, donde se le ve un tatuaje, y una carta dentro de un sobre sucio y arrugado que le entrega.
Este cliente no aporta más datos, desconoce con quien o donde ha podido irse su hija, que al parecer se ha llevado todas las fotografías recientes. Además, por su forma de ser, es una persona que no le cae bien a nuestro protagonista debido a sus desagradables modales.
Con estos pocos datos Emilio se pone manos a la obra. En sus pesquisas consigue saber que posiblemente se ha ido con un hombre que pasa de los 40 años de nombre Francisco, al que apodan  Pacuá y que ha adquirido un piso en propiedad en la calle Santo Ángel 53. Se desplaza al lugar y se entrevista con el portero de la finca, haciéndose pasar por un repartidor que le lleva un paquete a nombre de Patricia.
Este portero le dice que Patricia vivía junto a un hombre, pero que llevan varios meses sin aparecer por allí; sin embargo hay movimientos de vez en cuando con alguna pareja que ocasionalmente utilizan la vivienda para realizar encuentros sexuales. A cambio de 50 euros le va a comunicar cuando vuelva a ver alguien por el piso. Emilio, a pesar de sentir repugnancia por este portero por sus comentarios despectivos, sexistas y desagradables hacía Patricia, acepta el pago a cambio de futura información.
Un día llega la llamada esperada. Empezará a hilar cabos, alternar en locales de alterne, ahí conocerá a Luna, una prostituta, obligada, y toda una red que tiene el desalmado Pacuá que le llevará hasta Patricia.
Según te vas metiendo en la historia de vas dando cuenta las vejaciones y la desagradable vida inhumana que los toca vivir a estas pobres mujeres por culpa de  personas sin escrúpulos como esta banda de criminales que se dedican al tráfico de mujeres.
El libro pienso que merece la pena, para conocer el sórdido mundo cruel que se vive en las redes de prostitución y los monstruos que los secundan.
Agradecer a Ediciones Dauro el envìo del ejemplar

1 comentario:

  1. Me llamó la atención cuando lo vi en las novedades. Me alegro de que a ti te haya gustado.

    Un saludo.

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